RELIGIÓN
NOVENO
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CON MUCHA ATENCIÓN LA FÁBULA DE LA ARAÑA
Una fábula de Johannes Joergensen, Premio
Nobel de Literatura (1944), dice así:
Una tibia mañana de primavera,
una pequeña araña se lanzó desde la copa de un encino, dejándose llevar por el
viento mientras segregaba su hilo. De aquí para allá iba tejiendo su obra de
arte: una red. Fue trabajo de todo un día. La red resultó perfecta, era su mundo. Era su modo
de subsistencia, era el lugar donde habría de sobrevivir y donde habría de
capturar a sus víctimas.
Pero resulta que un fuerte
vendaval la destruyó en parte. La araña comenzó a revisar los hilos: éste va
por allá, éste para acá, este otro más arriba… y así comenzó a reforzarlos uno
tras otro para que, otra vez, formara una gran red. La araña miró hacia arriba
y vio que un hilo se perdía en el vacío, y se dijo a sí misma: “¿Y este
hilo para qué sirve?” Entonces lo cortó. La red se desplomó de repente y ella
quedó apresada entre los mismos hilos de la red que había tejido. Así murió
hambrienta y asfixiada por su propia red…
Una bella enseñanza
La fábula tiene aplicación. El
hombre va tejiendo en su vida su propia red. A veces diversos vientos
huracanados, como el de las pasiones humanas, se la destruyen, pero comienza de
nuevo la ardua tarea de reconstruir su red. Y dice lo mismo que la araña: “Este
es el hilo de las amistades, hay que reforzarlo. Este otro es el hilo del
trabajo, hay que reforzarlo. Estos son los hilos de la familia, del amor, del
éxito… hay que reforzarlos”. Y de repente se encuentra, como la araña, con un
hilo “perdido en el espacio”, que no sabe de dónde viene, ni a dónde va –el
hilo de Dios–. Y lo corta. Entonces,
como la araña, todos sus hilos (logros, anhelos, ilusiones) lo aprisionan y lo
asfixian.
¿Qué más podemos decir?
Tal estado es el de muchas
personas en nuestros días. Tienen todo y no tienen nada. Creen que son felices
y lloran, precisamente porque olvidan que tienen un alma que vive por la vida
de Dios. El hilo del diálogo, el hilo de la plegaria, el hilo de la oración, el
hilo del amor –el que más nos hace fuertes– requiere siempre de cuidado y
atención.
La fábula de Joergensen nos
invita a tejer nuestra vida con todos los hilos que visualizamos claramente, y nos previene a no cortar ese
“hilo invisible” que nos provee de esperanza y amor. Pues ese
hilo está ligado al de los hermanos de raza que también sostienen en algún
punto nuestra red.
Es mi deseo, desde
mi experiencia de fe como cristiano, que encuentres herramientas para
continuar tejiendo tu red existencial, sin olvidar, claro, cuidar el hilo del
cual pende toda vida: Dios.
Responde las siguientes preguntas:
1. ¿Cuáles
son los hilos más importantes en tu vida?
2. ¿Cómo
te ocupas de ellos?
3. ¿Crees
que, como ser humano, debemos tener una vida espiritual?
4. ¿A quién
representa, en la fábula, el hilo olvidado?
5. ¿Qué
sucede cuando descuidamos nuestra vida espiritual?
6. ¿Por
qué olvidamos el hilo que nos sujeta con mayor fuerza?
7. ¿Qué
es la Conciencia?
8. ¿Fue
la araña de la fábula, inconsciente, cuando cortó el hilo?
9. ¿A
qué se refiere el autor cuando dice: La red resultó perfecta, era su mundo…?
1 . ¿Qué
motivaciones tenemos para obrar bien?
. ¿Qué
es conciencia autónoma?
1 ¿Cómo
se representa ésta en la fábula?
¡Buenas profe!
ResponderEliminarSoy Stefani hoyos
El trabajo se entrega en clase?